Transportines para gatos

Los transportines para gatos son unos accesorios totalmente indispensables en nuestra casa si contamos en ella con la presencia de un minino. Este producto es, sin duda, uno de los que más problemas nos pueden dar si no somos capaces de enseñar a nuestro gato a no temerlo.

Es por ello que hemos creado esta entrada en la que os vamos a explicar los pasos que hay que seguir desde el principio para acostumbrar a nuestro gato a utilizar su transporte y, ya de paso, ahorrarnos esas carreras y peleas por introducirlo en dicho accesorio cada vez que necesitemos transportarlo a algún lugar.

Pero, antes de ir al grano, también queríamos explicar el motivo de la importancia de un transportín en casa. Así que empezamos por aquí.

3 motivos para adquirir un transportín para gatos

Será su zona segura y amiga cuando haya que sacarlo de su territorio protegido y familiar, como por ejemplo lo es nuestro hogar o aquel lugar en el que se mueva libremente y sin miedos.
Es la manera más adecuada y segura de transportarlo a su visita en la clínica veterinaria. Nuestro gato debería visitar una clínica veterinaria de una forma regular, aunque no tenga ningún síntoma, para así poder detectar enfermedades a tiempo.
El mejor accesorio para acercarlo a su visita veterinaria es un transportín. No solamente por la comodidad al llevarlo, si no porqué hay veces que no será necesario sacar al minino de su habitáculo y zona de confort para que pueda ser inspeccionado, siempre que tengamos un transportín que se pueda abrir desde arriba.

¡Mirad hacia donde se dirige el gatito del siguiente video en cuanto lo dejan libre!

@vetpati
Bu sefer Ayşe’nin parmak gitti 🤣 @vettech06 #keşfett #catlovers #veterinarian #catsoftiktok #cats #veterinerhekimlik #dogsoftiktok #veterinary #dogs
♬ orijinal ses - Vet Pati

Será ideal para llevarnos a nuestro gatito de viaje con nosotros, en cualquier medio de transporte.

Lo importante es que nuestro gato se acostumbre a utilizarlo, a no temerle, a que se sienta cómodo dentro. Para ello, a parte de encontrar el mejor transportín, también deberemos acostumbrarlo. ¿Cómo se hace? Vamos a verlo.

¿Cómo acostumbrar al gato a utilizar el transportín?

¿Has llegado hasta aquí harto o harta de pelearte con tu gato cada vez que necesitas que entre en su transportín? No te preocupes, seguramente habrá algunas cosas que has estado haciendo mal, y las vas a descubrir aquí y ahora. ¡Vamos allá!

Cuando llega un nuevo gatito a casa o cuando compramos un nuevo transportín, lo que hay que intentar siempre es ser pacientes. Es muy fácil que el primer día que hay que llevar el gato al veterinario lo agarremos y lo introduzcamos o empujemos hacia dentro.
Esto quizás nos sale bien a la primera, pero habremos provocado en nuestro gato una sensación de miedo e inseguridad que hará que, a la próxima vez, evite a toda costa que lo podamos volver a introducir en el transportín en contra de su voluntad. Es aquí donde empiezan esas típicas peleas.

Para evitar eso, como os hemos dicho, hay que ser pacientes. El primer encuentro de nuestro gato con el transportín no puede ser obligado, tiene que ser voluntario. Por ello, la recomendación más extendida y que hacemos propia por nuestra propia experiencia, es la siguiente:

Dejamos el transportín abierto (por ejemplo, si tenemos uno con techo extraíble, lo retiraremos) en un lugar tranquilo de nuestro hogar en el cual el gato se suela mover.
Dejaremos que el gato sienta la curiosidad de acercarse a inspeccionarlo, de probarlo, de que poco a poco empiece a verlo como un lugar seguro.
Para acelerar ese proceso, podemos introducir alguna cosa que le resulte familiar o apetecible dentro del transportín, como puede ser un juguete o algún snack. Colocar una manta o un cojín que nuestro gato suela utilizar también es una buena idea. También es efectivo el rociar la bandeja con feromonas para gatos, las cuales tienen un efecto calmante.
Cuando veamos que el gato ya va descansando en el transportín, podremos empezar a colocar el techo extraíble (si utilizamos un transportín que lo tenga), o a cerrar la entrada superior, si es que la tiene, por ejemplo. Pero siempre dejando un lugar por donde al gato pueda salir cuando así lo desee, y premiándole de vez en cuando en el momento en que le veamos dentro.

Luego, de forma progresiva, iremos cerrando todas las entradas y salidas durante unos segundos, para ver como nuestro minino reacciona, y seguiremos premiándole. Poco a poco iremos dejando la puerta cerrada durante más y más tiempo.
Ya por último cerraremos la puerta, levantaremos el transportín y nos daremos un corto paseo por nuestro hogar. De esta manera conseguiremos que el gato se acostumbre al movimiento.

Los premios no deben faltar en la fase de aprendizaje, tanto como cuando entra por primera vez, como cuando se va acostumbrando, le encerramos unos segundos, unos minutos, empezamos a pasearnos con el transportín dentro de la casa o ya en la calle, deberíamos darle unos snacks como premio para ayudarlo a ver el transportín como algo bueno.

Todos estos pasos se deberían hacer pacientemente. Con ello queremos decir que no podemos ir al siguiente paso cuando el gato únicamente ha realizado el anterior una sola vez. Por ejemplo, si el gato entra y se relaja por primera vez no puede ser que, la siguiente vez que vuelva a entrar, ya vayamos a cerrarle las puertas. No. Habrá que dejar que el minino vuelva a hacer la misma tarea unas cuantas veces más antes de ir a por la siguiente.

Por último, no está de más decir que, si hemos llegado tarde a este artículo y ya habíamos fallado anteriormente con el proceso de adaptación del gato, lo más recomendable, si vemos que siguiendo los pasos anteriores no hay avances, será adquirir un nuevo transportín, a poder ser que no se parezca mucho al anterior, y empezar de nuevo con la adaptación.

Mi gato ya se ha acostumbrado ¿Ya está todo hecho?

La respuesta es no. Una vez que ya hemos conseguido que nuestro gato no vea el transportín como un lugar a evitar a toda costa deberemos tener una serie de cuidados para asegurarnos de que continúe así. Estos son nuestros consejos:

Continuar practicando. Cuando ya está acostumbrado puede ser que pensemos que ya está todo hecho, pero no es así. En cuestión de horas podemos destruir todos los avances que hemos conseguido durante días. Hay que seguir practicando de vez en cuando, por ejemplo, dando paseos por casa, y siempre dándole premios.
No ser impacientes. Hay que continuar dejando que el gato entre de manera voluntaria. Puede ser que, una vez que ya vemos que se relaja cada vez que está dentro del transportín, optemos por cogerlo y introducirlo dentro unos minutos antes de irnos. Pero esto es un error que puede provocar el rechazo del gato. Hay que estimularlo para que entre, por ejemplo, dejando dentro un snack.
Mantener el transportín limpio y sin perfumes adicionales. Nuestro gato tiene un sentido del olfato muy desarrollado y, aunque para nosotros no sea perceptible, cualquier mal o fuerte olor provocará en él un rechazo a utilizar el transportín.
Durante el trayecto, podemos dar otros snacks al gato en forma de premios. Si vamos a pasar por una zona demasiado ruidosa o mucho ajetreo, no estará de más tapar un poco el transportín para que nuestro gato no se estrese con lo que sucede a su alrededor.
Ya os hemos hablado antes de ello, pero os lo repetimos: rociar el habitáculo con feromonas, que tienen un efecto calmante para los gatos.